sábado, 13 de octubre de 2018

Trekking de Kalaw al Lago Inle (Parte 2)

A la mañana siguiente y, tras un completo desayuno, nos despedimos de nuestros pintorescos anfitriones. El viaje continúa y   comenzamos a subir, primero por unos campos de cultivo seguidos por un bosque. La verdad es que había menos barro, además la lluvia nos estaba respetando.
Teníamos que llegar al Lago a la hora de comer así que había que darle caña. El camino se volvió más "sencillo" cuando iniciamos la ascensión por carretera a un puerto de montaña, aunque las piedras del camino te destrozan un poco la planta de los pies a cada paso que das. Pero bueno, un poco de ésto también mola.

Hasta que llegó el tramo final, algo más de dos horas por un camino que discurría junto al río y que, más allá de conocer varias frutas silvestres de la zona, se volvió bastante tortuoso. ¿Por qué? Empezó a llover...
El barro firme del camino se tornó en fango hiper-resbaladizo. El peligro de una caída ahora se sumaba al ya incómodo hecho de mojarse, más aún tras ver que en el camino se formaba un hilillo de agua que se convirtió en arroyo y, poco a poco, en río. Resbalones, patinazos y barro, mucho barro por todas partes.

Al final llegamos a la meta. Un restaurante local donde vimos la tormenta más gorda que he visto en mucho tiempo. Vaya suerte que tuvimos, por 5 minutos. Y, milagrosamente, al acabar la comida, paró la lluvia y salió el Sol. Perfecto para el último tramo de esta aventura: el transporte en barca motorizada a través de Lago Inle hasta Naung Shwe, el pueblo donde nos alojamos por dos noches. Y, ¡vaya alucine! Dios mío que maravilla de lugar. Un lago situado en un valle donde la gente vive en casas de madera dentro del lago y se mueven en barca a todos los sitios. Pero bueno, de eso ya hablaré en el siguiente post.

Tras despedirnos de Uma y High (previa foto de familia) nos dirigimos al hotel, el cual nos sorprendió por su limpieza y la amabilidad de su personal. Tras una necesaria ducha nos fuimos al pueblo a cenar en el night market y después a tomar una copilla contando, por fín, nuestras peripecias en los dos últimos días de trekking entre campos, bosques, fango y plantaciones.

Ahí os dejamos un par de fotos. Un abrazo.




















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