lunes, 15 de octubre de 2018

La Venecia de Asia. El Lago Inle.

Puede que existieran unas leves agujetas del paseíto de los días anteriores, pero levantarte a la orilla del lago y desayunar viendo las barcas pasar nos hizo olvidar cualquier molestia. Era momento de fijar nuestros cinco sentidos en cada instante para no perder detalle de lo que se nos venía encima.
Es muy difícil de imaginar, por eso es tan sorprendente. Y desde el minuto uno, justo al montar en nuestra barca, no dejamos de alucinar. La gente no vive a la orilla del lago, vive en el mismísimo lago. Las casas se levantan sobre las aguas y las personas se mueven de un lado a otro remando en pequeñas canoas de madera.

Nuestra primera parada fue el mercado del Lago. Se sitúa al Sur del mismo y fue hacia allí donde nos dirigimos. Teníamos que cruzar todo el Lago de arriba a abajo y eso nos permitió pasar por delante de la que posiblemente es la principal atracción  del mismo: los pescadores Intha. Cuyas técnicas de pesca son únicas en el todo Mundo. Utilizan una pierna y un brazo para remar y las otras dos extremidades para levantar y lanzar una especie de red con forma de cono.
También pasamos por delante de los jardines flotantes, que más bien son huertos que flotan en medio del Lago.
Al llegar al mercado nos apeamos en un embarcadero que estaba bien concurrido, igual que el propio mercado. El cuál reunía a cientos de lugareños y a algún turista como nosotros. Allí compramos algún recuerdo.
Tras ésto, tocaba conocer un poco la artesanía local desde dentro y, entre muchas opciones que nos presentaron decidimos visitar el telar de loto y las manufacturera de tabaco. Declinando algunas como la fábrica de sombrillas y los talleres de oro y plata.
En el telar nos mostraron el método de extracción de las fibras de loto y las técnicas de tejido en máquinas de madera totalmente desprovistas de motor alguno, todo a mano y pedal ¡qué habilidad! Después nos tocó conocer la forma en la que enrollan cigarrillos con hojas de plátano y tabaco local. Nos dejaron probar sus diferentes sabores y recomendamos el de banana y el de menta.
Abrumados con tanta originalidad continuamos por el agua entre viviendas y huertos flotantes para llegar a la Pagoda del Lago (Phaung Daw Oo Pagoda). Situada en el centro del mismo es el principal lugar de culto de todos los habitantes que, al igual que en todo el país, colocan láminas de pan de oro sobre estatuas doradas de Buda hasta que éstas pierden su forma original.
Antes de ir a una de las grandes estrellas del Lago, las estupas de Indeon, pudimos almorzar en un curioso restaurante sobre el Lago. Y, tras reponernos, nos dirigimos río arriba hasta nuestro nuevo destino.

Tras remontar el río llegamos a una comunidad que parecía estar de fiesta, todos acudían al templo a rezar y, después de eso, se acercaban al río a saludar a los hombres que se disponían a partir hacia Ywama, la gran ciudad del Lago, donde se celebraba un festival de carrozas-barcazas llenas de hombres y chavales vestidos con trajes típicos. 

Nos dirigimos colina arriba para conocer el impresionante conjunto monumental. Primero nos topamos con templitos y estupa antiguos que, aun estando en ruinas, estaban muy biem conservados. Por último llegamos a la mayor concentración de estupas de todas las formas y colores que se han visto nunca. Esa explosión de color y belleza nos dejó tan abrumados que casi no soltamos palabra en el trayecto de vuelta por el río hasta el Lago.

Por último y antes de volver al hotel, nos acercamos a Ywama a ver el desfile sobre el Lago y las celebraciones. Tuvimos mucha suerte porque es algo que no se ve todos los días por aquí.
Cansados, emprendimos la vuelta por medio de la villa flotante y los cultivos de ésta. Una pasada más que nos dejó ya del todo sin palabras.

Pues ya está. Lo podréis imaginar pero cuando vengáis os daréis cuenta de que no se puede ni acercar a la realidad. Para ayudaros os dejamos unas fotillos.





























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