Tras el paseíto del día anterior nos tocaba un poco de autobús, unas 5 horitas nada más, y llegamos a Mandalay.
La antigua Capital de Birmania nos recibió con mucho calor, ¡cómo no! Pero la ciudad se presentó también como un lugar bien ordenado, moderno y relativamente limpio. La mayor pega que le pongo es que es un caos de motos y coches haciendo lo que les viene en gana y arriesgándose mucho, pero mucho, mucho. Así que alquilamos unas motos...
Nos costó un poco negociar la moto por 24 horas, ya que las queríamos para esa tarde y la mañana del siguiente día (teníamos la intención de pillar un bus nocturno a Hsipaw). Y al final nos hicimos con dos motillos muy chulas.
Tras una ducha y algún pequeño contratiempo (mis chanclas nuevas cayeron por la ventana y tuve que ir a recogerlas a casa de una anciana mujer), nos despedimos del simpático personal del hotel.
Y empezó la locura: es como estar en una peli de "A Todo Gas" pero con motos, coches, gente y perros viniéndote por todas partes y pitando sin parar. ¡Qué guay!
Y empezó la locura: es como estar en una peli de "A Todo Gas" pero con motos, coches, gente y perros viniéndote por todas partes y pitando sin parar. ¡Qué guay!
En fín, volviendo a la hoja de ruta, nuestra primera parada y la de tooodo el que vaya de visita a Mandalay fue, cómo no, el "Gran Palacio Real". Y he puesto "Gran" porque es alucinante la cantidad de espacio que ocupa la ciudadela amurallada del mismo, es un trozo enorme de la ciudad. Por dentro tiene extensos jardines y varios comercios hasta la llegada al palacio, que se encuentra en el centro. A nosotros, no sé si por ser guiris, nos obligaron a dejar las motos afuera y continuar a pie.
Un kilómetro hasta el palacio y lo más gracioso es que al cruzar la muralla, ya sin moto, había un montón de lugareños esperando para ofrecerse de taxista en sus motos (porque ellos si las pueden meter), ni que decir tiene que se anduvo hasta el palacio, faltaría más.
Un kilómetro hasta el palacio y lo más gracioso es que al cruzar la muralla, ya sin moto, había un montón de lugareños esperando para ofrecerse de taxista en sus motos (porque ellos si las pueden meter), ni que decir tiene que se anduvo hasta el palacio, faltaría más.
Acerca del Palacio Real os puedo contar que, no siendo de los más antiguos, sí que puede presumir de ser el último palacio que albergó a la una monarquía de Birmania. Cortesía del Rey Mindon, tiene cómo dato curioso que, cuantas más agujas se exhiben en su tejado, mayor es la importancia de esa estancia. Es un recinto enorme y muy bien conservado. Destacan bastante el salón de recepción del Rey y un patio interior en el que muchos se tomaban fotos. Aunque a nosotros nos gustó también la torre-mirador, desde la cual se puede divisar gran parte de la ciudad amurallada.
Después fuimos al monasterio Shwe In Bin Kyaung , construido en 1895 por dos mercaderes de jade chinos y conocido también como el “Monasterio de Teca” debido al material utilizado para su construcción. Al igual que en otros monasterios de madera de Mandalay , todas las puertas, ventanas y tejados están adornados con esculturas de madera de todo tipo: dragones, leones y pequeñas figuras relativas al budismo.
En su interior, encontraremos varias imágenes de Buda rodeadas de figuras esculpidas en la madera y flanqueadas por varias enormes columnas de teca.
En su interior, encontraremos varias imágenes de Buda rodeadas de figuras esculpidas en la madera y flanqueadas por varias enormes columnas de teca.
Muy cerca se halla el Atumashi Kyaung. ¡Es enorme! Y uno de los más bonitos de Mandalay. Originariamente era de teca pero un incendio en 1890 casi acaba con él. Resistió, y hoy, con algún que otro retoque, sigue ahí imponente, la verdad es que mola mucho.
Por último decidimos descartar más templos y monasterios para centrarnos en encontrar una buena vista del atardecer de esta preciosa ciudad. Así que, aprovechando que íbamos motorizados, subimos a la colina de Mandalay para tener la mejor vista desde su pagoda en la cúspide. Y ¡qué maravilla! viendo la extensión de toda la ciudad y sus alrededores. Y después de unas fotillos nos volvimos al hotel, no sin antes comprar los billetes para el próximo destino, Hsipaw. Y a dormir pensando que mañana tendremos dosis doble de emociones y belleza en los pueblos periféricos de la región.
Si hace un mes me dicen que si prefiero ir a Sagaing, Amarapura o Inwwa, seguramente les hubiera contestado que: "pasapalabra". Pero hoy estamos a mitad de camino en nuestra aventura por Birmania y sabemos muy bien de qué estamos hablando.
Por eso fue que madrugamos a lo bestia, para tener tiempo de verlo todo sin prisas, antes de marchar al próximo destino.
Antes de partir a las afueras nos dirigimos a la famosa Pagoda Mahamuni.
Además de numerosas obras de arte, en este recinto destaca la estatua de Mahamuni (Buda Gautama) que se encuentra en su interior y que es la imagen más venerada de Myanmar; y convierte a este templo en uno de los lugares de peregrinación religiosa más importantes de todo el país.
La trascendencia de esta imagen va más allá de las fronteras de Myanmar, ya que se considera una las representaciones más importantes de Buda Gautama, antes de alcanzar la iluminación con el nombre de Siddharta. Según la tradición, es la única copia verdadera que existe de Buda, realizada en vida del mismo y tomándolo como modelo. Es tremendo estar en medio de tantísima devoción.
Además de numerosas obras de arte, en este recinto destaca la estatua de Mahamuni (Buda Gautama) que se encuentra en su interior y que es la imagen más venerada de Myanmar; y convierte a este templo en uno de los lugares de peregrinación religiosa más importantes de todo el país.
La trascendencia de esta imagen va más allá de las fronteras de Myanmar, ya que se considera una las representaciones más importantes de Buda Gautama, antes de alcanzar la iluminación con el nombre de Siddharta. Según la tradición, es la única copia verdadera que existe de Buda, realizada en vida del mismo y tomándolo como modelo. Es tremendo estar en medio de tantísima devoción.
Pero tocaba avanzar y, llegando a Amarapura, tras media hora de locura motorizada, encontramos muchas cosas. Sin parar de parar con las motos; pagodas y templos. Un parque entero lleno de estatuas de Buda y, por fín y desde lejos, el famoso puente de U Bein. El puente de "teca" más grande de Mundo. Con su monasterio al final del camino y alzándose firme sobre el río. No es tanto el momento comparado con lo que será ese recuerdo.
Después, cruzando el puente sobre el río Irawadi, nos sobrecogió la imagen de la colina de Sagaing. Y es que, aunque ya habíamos visto mil pagodas, no creo que viéramos tantas juntas y desde lejos.
Para acabar teníamos que llegar a Inwwa, tanto rato llevábamos conduciendo que ya no nos íbamos a alejar de las motos. Y así, y dado que Inwwa es como una isla, montamos las motillos en la barca también y para adentro. ¡Y qué alucine en moto por su tierra atemporal! Donde puedes igual pasear entre templos desgastados que comprar un helado en el quiosco de al lado. ¿?.
En fín, a la barca otra vez y, después, otra carrera mortal en moto para llegar a tiempo al bus. No apto para novatos, pero sí para aventureros con poco miedo y buenos frenos.
Nuestro transporte está llegando, y es un tío birmano muy majo que nos llevará a la estación de bus a Hsipaw.
No veo fotos desde el día 13 : (
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Perdón, es que hubo un problema técnico (perdimos la tablet). Hoy completo el blog entero.
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