Llevamos unos días sin escribir porque queríamos resumiros en un único post nuestra experiencia de estos últimos días en la ciudad famosa por su riqueza cultural y artística, y capital de Java Central: Yogyakarta.
Para llegar tuvimos que realizar un largo camino de 8 horas en tren, junto a otras dos parejas de franceses, una de las cuales siguió con nosotros unos días más la locura de este ruidoso y ajetreado lugar.
Eran las 20:00 cuando los cuatro salíamos de la estación y una bofetada de realidad cosmopolita nos golpeó de inmediato. Llevábamos mucho tiempo en ciudades pequeñas. Nos dirijimos a la calle Marlioboro, centro neurálgico de la ciudad donde nos bombardearon con ofertas de alojamiento un tanto desorbitadas, por lo que decidimos alejarnos a una zona más tranquila. Allí encontramos un estupendo hotel con piscina incluida en el precio.
Ya alojados y tranquilos, abrimos la guía para armar nuestro recorrido y de nevo tuvimos una cosa clara, necesitábamos una moto, porque sitios imprescindibles en Yogyakarta hay dos: el templo budista de Borobudur y el hinduista Prambanan, que no están precisamente en la ciudad.
Al día siguiente, tras conseguir una buena lavandería y una moto, preguntando por ahí, optamos por empezar por el templo hinduista. El Prambanan es un majestuoso conjunto de 50 templos que resultaron algo afectados por un terremoto en el 2006 y que todavía permanece en tareas de reconstrucción. Es curioso que el único templo que parece no haber sido destrozado es el de Shiva, el Destructor. Aún así, las vistas, el tallado de la piedra y sus fabulosas puestas de sol, hacen que sea una visita imprescindible en Java. La pega, ¡que caloooooor!
El otro templo, el Borobudur, situado en el pueblo del mismo nombre y algo más retirado de la ciudad, fue concebido como una visión budista terrestre del cosmos, que partía del mundo cotidiano y ascendía en espiral hasta el Nirvana, el Cielo budista. Al parecer, visto desde arriba parece un colosal mandala tántrico en tres dimensiones. Lo que más gracia nos hizo es que la gente de Indonesia que va a ver el Borobudur prefiere hacerse las fotos con occidentales. No veáis la que nos dió un grupo de colegiales (incluyendo los profesores). Después de tanta foto nos sentíamos famosos.
Además de esto, aprovechamos para conocer más la ciudad, su bullicioso centro, sus grafittis, sus mercados y sitios de interés: el Kratón, residencia del sultán, y su Taman Sari, complejo de canales y palacios construidos en el interior del Kratón, donde vimos un jardín que quería parecerse al de la Alhambra granaína. Para nuestro gusto poco cuidado y nada espectacular.
Como estamos cogiéndole gustillo, también nos aventuramos a ir a Kaliurang, estación de montaña donde encontrar hermosas vistas del Gunung Merapi, uno de los volcanes más impetuosos de Indonesia que erupcionó en 2010 por última vez. No tuvimos mucha suerte con las nubes, así que la vistas no fueron tan impresionantes como nos hubiera gustado, pero qué bueno el paseito por la montaña depués de tanta polución de la ciudad.
Pero no todo iban a ser visitas culturales. También hemos aprovechado el tiempo conociendo a nuestros colegas franceses Cécile y Johann, que resultaron muy majetes, tomando una Bintang, bañándonos en la piscina (menudo placer con el calor que hemos pasado), quemarnos un poquito (ya sabéis quién) y hasta cenando en un vegetariano...por cierto, ¡ya haremos una entrada dedicada a la comida!
Bueno os dejamos unas fotitos, como siempre del Prambanan, el Borobudur, de la ciudad y nuestros amigos. Ah! Cogemos una foto prestada del Merapi para que lo veais porque en las nuestras apenas se aprecia. Besos
Muy chulo chicos es impresionante todo lo q estáis viviendo ,y Miguel Hermoso toma un pokito l sol k estas blanco nuclear jiji ,pasarlo bien chicos
ResponderEliminarPoner pronto l de la comida q ese tiene k ser Mu guapo y q hay ganas d ver q comida hay x ahí cuidaros muxo
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno... vamos cogiendo color...
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