Tic, tac... empieza la cuenta atrás. Somos afortunados en estos tiempos en los que no pagamos para entrar en Vietnam, para los españoles no hace falta visado. La cara mala del asunto, 15 días, ni uno más.
Con la hora pegada a la espalda llegamos la tarde del primer día a la Capital. Allí donde los 36 gremios de Hanoi decidieron asentarse. Antaño estas calles, una por cada gremio, veían a la gente pasear entre sus locales. Hoy forman un enjambre con el doble de gente y millares de motos en constante movimiento. Y, a su vez, a muchos los ves sentados fuera de los bares, en esas mismas calles, charlando y disfrutando en una imagen que nos fue demasiado familiar.
En 3 días, nada más, nos dio tiempo de encajar entre una población más loca, más fría y más particular que todas las anteriores. Diría que son más similares a los chinos que a sus otros vecinos, al menos allá en el Norte.
Tic, tac... que el tiempo corre y debemos continuar. Para ir ya más al Norte no nos daba el calendario y, aquí, es donde tuvimos que empezar a seleccionar, dejando atrás destinos interesantes, quizás para otro viaje. El primer sacrificado fue Sapa, con sus arrozales y montañas, algo que ya habíamos visto y que, con mucha pena, tuvimos que declinar.
Mirando atrás nos dirigimos a Halong Bay donde, por suerte, pudimos experimentar la sensación de ver cómo el tiempo se detiene mientras el Mar y las montañas nos hacen olvidar lo que nos queda por delante y lo que hemos dejado atrás. Allí, flotando en las aguas sagradas donde un dragón fue a estrellarse para dejarnos sin habla en medio de ese paisaje.
Tic, tac... toca avanzar, en este caso camino al Sur, cambiamos las cómodas camas de hotel por el asiento (o camastro) del autobús nocturno, que nos hace ganar tiempo a nuestro itinerario mientras dormimos.
Así llegamos a Hue, Ciudad Imperial. Allí pudimos descubrir la Historia de este País de una forma gráfica y sencilla. Este sitio nos sorprendió gratamente y, en poco tiempo, nos fuimos con la sensación de haber estado dentro de todo ese aire histórico tan especial.
Vuelta a caminar. El tiempo nos persigue, llegamos a Hoi An. Esta villa enclavada en Vietnam Central nos acercó más a la gente, sus costumbres, tradiciones... entre puestos, sastrerías y mercados, con ese ambiente tan peculiar. Y, el más difícil todavía, con tiempo desfavorable nos tuvimos que empapar (de forma literal) de todo su aire ilustre, viajero y cultural.
Y otra vez el reloj, tic, tac, tic, tac... Corremos rumbo al Sur dejando de lado sitios como Nha Trang, con sus famosas playas e islas; y pasando sin bajarnos por la Villa de Dalat, situado en un verde páramo y destino de moda para los recién casados.
Nuestro esfuerzo nos dio el tiempo suficiente para estar el día señalado en Saigón. Donde tuvimos 4 jornadas para ver cómo quedó y en qué se ha convertido este sitio tan atractivo tras la Guerra de Vietnam. Más poblada, más moderna y con más vida, si es que se puede, que su Capital, Hanoi. Con los vestigios de la Guerra aun presentes y con la influencia de la gente que la visita diariamente, Saigón tiene de todo y la recomendamos sin dudar, por delante de muchos otros sitios con más fama quizás.
El último regalo, tras vencer al reloj y superar el tic tac del tiempo, fueron los dos días en el Delta del Mekong. Un río que ya nos era conocido y que, tras esta visita, nunca podremos olvidar. Por su fuerza, por su vida, por su Historia (bélica) aún latente y por muchas cosas más.
Y al final, relax... el último tic tac del reloj fue en la frontera justo a tiempo y tras cruzar. 15 días, 5 destinos, muchas horas de viaje y miles de imágenes que ya jamás nos podrán arrebatar.
Adiós Vietnam, prometemos volver con más tiempo, aunque nunca será suficiente...
Muy cierto lo que decis! y muy completo el recorrido que habeis hecho!que bien aprovechais el tiempo!
ResponderEliminarMuy cierto lo que decis! y muy completo el recorrido que habeis hecho!que bien aprovechais el tiempo!
ResponderEliminarUn no parar... Qué te vamos a contar a ti. Besos y feliz año
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