miércoles, 2 de diciembre de 2015

Norte de Tailandia. Pai y Chiang Rai

Aparte de Chiang Mai, la cual acapara gran parte de la atención en el Norte de Tailandia, existen otros lugares interesantes en esta región. Y de los numerosos lugares que queríamos conocer, al final nos decantamos por los atractivos enclaves de Pai y Chiang Rai.

Para visitar Pai decidimos la modalidad de excursión de un día en versión motorizada. Unos nada desdeñables 135 km la separan de Chiang Mai, por ello tuvimos que madrugar otra vez. No fue demasiado agradable el viaje por culpa de la eventual lluvia mañanera y, sobre todo, por el pésimo estado de la carretera. Pero creedme cuando digo que el esfuerzo tuvo sobrada recompensa.
Pai se convirtió hace años en el destino principal de los hippies que andaban porel Sudeste por aquella época. Un lugar donde el colorido y el buen rollo se instalaron para no marcharse jamás. Y hoy, aunque ya más conocido y explotado, sigue conservando partede su esencia.
Las razones por las que este pueblo fue el elegido son su clima y su entorno: su clima porque, al ser zona montañosa y estar al Norte del país, la temperaturas son perfectas para estar siempre andando por ahí a gusto con la camisetilla de tirantes esa tan hippie que se suele llevar; pero sobre todo destaca por su entorno, sus tierras se enclavan en un páramo rodeado de montañas donde las vistas son idílicas, y las praderas, los ríos (sobre todo el río Pai), cascadas y cañones quedan al alcance de cualquiera en un paseito mañanero.

Para nosotros, que teníamos poco tiempo, eran esenciales tres lugares además de Pai: el Puente conmemorativo de la II Guerra Mundial, el Cañón de Pai y la cascada de Pam Bok. La suerte fue que nos cogían de camino, además por ese orden. Unos cuantos kilómetros antes de llegar al valle la carretera mejoró, y ésto nos favoreció a la hora de poder mirar las impresionantes vistas que se divisaban a anbos lados de la carretera. La inmensa pradera verde multicolor nos obligó a parar un par de veces.
Y, al final, llegó nuestra primera parada: el "famoso" puente de la II Guerra Mundial. En sí es un puente de hierro y madera que cruza el río al lado del puente nuevo de la carretera, pero lo tienen muy "maqueado" con diversos puntos para tomar fotos graciosas (hasta había un soldado de la Guerra y un Jack Sparrow de carne y hueso dando vueltas por ahí y haciéndose fotos con la peña).
La siguiente parada fue el (Gran) Cañón de Pai, una réplica en pequeñito del famoso Cañón del Colorado, pero suficiente para hacer una ruta divertida y unas cuantas fotos muy chulas entre sus barrancos.
El lugar nos estaba gustando mucho, más aun cuando llegamos a la cascada de Pam Bok, y es que los alrededores de Pai son para ir cada fin de semana y no cansarte.
Por fin llegamos a Pai justo para almorzar en un pintoresco restaurante. Y tras la comida tuvimos tiempo para pasear por sus calles llenas de colorido; sus numerosos locales te dan una idea de por qué es un destino que atrae a tantos visitantes. Por último,  un paseo por la ribera y los puentes del río Pai. A Marina le dejó enamorada su aire bohemio y nos hemos prometido volver para pasar más tiempo disfrutando de este maravilloso pueblo entre montañas.

Al día siguiente dejábamos Chiang Mai para dirigirnos a la frontera con Laos y, como ya habíamos decidido anteriormente, nos guardamos un día para conocer Chiang Rai.
Chiang Rai no es una ciudad que tuviera nada especial más allá de ser un buen campamento base para viajar al Triángulo de Oro o a visitar las tribus de las montañas. Fue así mucho tiempo hasta que un pintor y escultor tailandés llamado Chalermchai Kositpipat la eligió para ser sede de su museo y, sobre todo, para construir su obra maestra: el Templo de Wat Rong Khun (o Templo Blanco), un templo de arquitectura vanguardista que merece mucho la pena y que nos sorprendió muy gratamente. Tras el éxito de este edificio la cuidad de Chiang Rai dio carta blanca al artista para seguir creando, llegando éste a convertirse en el Gaudí (salvando las distancias) de la ciudad de Chiang Rai. Aparte de ésto, poco más. Aunque nuestra última noche en Tailandia resultó bastante amena gracias a su mercado nocturno, el cual posee un foodcourt con puestos de comida muy especiales, sobre todo si eres amante de los gusanos, cigarras y grillos fritos.

Pues nada más, dejamos unas fotitos y os mandamos un saludo desde Laos.

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