martes, 19 de enero de 2016

Vuelta a Bali

Bueno pues estamos de nuevo en nuestra querida Bali.
Antes de comprar los billetes del avión lo pensamos mucho. Teníamos la posibilidad de ir a Filipinas pero ¡merecía la pena sólo para 11 días?. Allí las distancias vuelven a ser enormes, habría que empezar en un nuevo país, hacernos con su gente, su habla, su comida...pero, lo que más nos echó para atrás fue que por estas fechas aún no han terminado los monzones.
Indonesia es grande también, pero teníamos claro a qué islas queríamos ir, y la distancia no era mucha. La gente, la cultura...nos encantó en su día y, aunque aquí por estas fechas también llueve, no son lluvias monzónicas que te dejan aislado, sino un breve chaparrón por la tarde o ni eso. Además, ¡teníamos tantas ganas de volver al principio!. Reencontrarnos con aquella pareja que hace casi 4 meses llegaba desde España con ganas de comerse el mundo, algo inexpertos pero llenos de ilusión y algún que otro miedo.
Qué diferentes nos sentimos ahora. No tanto por la ilusión o las ganas, que siguen a flor de piel, pero sí por la experiencia que el tiempo nos ha otorgado: donde ir, cuándo ir, cómo hacerlo...ya no hay dudas, todo sale "rodao", a veces mejor, otras peor, pero las cosas siempre salen.

Pero vamos a ir por partes. Como ya os comentábamos hace un par de entradas, nuestro vuelo salía súper temprano. A las 6 am. Las opciones de traslado al aeropuerto de Bangkok a esas horas eran pocas o ninguna, así que nos tocó irnos al caer la tarde para allá y pasar la noche en unos lujosos y cómodos sillones (nótese la ironía de mis palabras) y con el aire acondicionado a todo meter. Vamos que dormir no dormimos mucho. Yo al menos descansé en el avión, pero Miguel pasó las 3 horas del vuelo con las uñas clavadas en su asiento, con lo que a la llegada a Bali estábamos bastante cansados.
Además, estábamos temerosos con el tema del sello del pasaporte (era la segunda vez que pretendíamos entrar "gratis" al país), pero la cosa fue muy fácil y no tardamos ni 10 minutos en cruzar. Al otro lado, nuestra amada isla, esperándonos y recibiéndonos con una buena bofetada de calor.

La primera vez, no tuvimos tiempo de conocer bien el sur, así que ese sería nuestra prioridad. Pero, por cercanía al aeropuerto y facilidades varias, nos alojamos a las afueras de Kuta, que no es que nos encantara pero nos venía a mano.
En media hora estábamos instalados en el hotel y, aunque nos hubiéramos ido derechos a la cama, decidimos aprovechar bien el día, aunque por la zona. Ya habíamos planeado minuciosamente cómo hacer el ascenso al Ijen, con lo que teníamos tiempo para relajarnos primero y descansar.
Volvimos a la playa de Kuta donde nada había cambiado. Pasamos el día tirados al sol, bañándonos y refrescandonos de vez en cuando con una Bintang bien fría (la recordábamos más rica) y tras el ocaso, directos a la cama.

A la mañana siguiente y tras dormir mucho, ya nos habíamos hecho con una moto y desde bien prontito nos pusimos en marcha (iba a ser un día muuuuy largo aquel).
Viajamos directos a Uluwatu, la zona surfera por excelencia.
Era temprano para playa, así que nos dirijimos al Pura Uluwatu, un templo hinduista en lo alto de unos enormes acantilados que nos empezaron a dar pistas de lo que nos habíamos perdido la última vez.
Tras esta visita, qué mejor que un buen desayuno en un bar con vistas a la playa donde un enorme grupo de surfistas surcaba ola tras ola.
No nos extrañó que aquí se realicen importantes competiciones de surf, ¡menudo oleaje!.
El sol empezaba a calentar bastante, así que tocaba buscar una buena playa para bañarnos. Elegimos la vecina y famosa Padang Padang que, para nuestra sorpresa estaba vacía. Literalmente estábamos 4 personas, ¡qué gustazo!. Más agua, más sol, más paz. Antes de comer queríamos tener tiempo de darnos un chapuzón en otro lado y elegimos Dreamland, que con ese nombre cómo no iba a ser bonita. Y lo era, otra playa más de arena blanca y agua azul turquesa, esta vez con algo más de gente y de olas. Sí. Acabé reboleada y casi pierdo hasta el bikini pero, y lo que nos reimos.

Cansados de playa, comimos un rico Gado-Gado, una ducha, un poco de descanso y a preparar. El plan era recorrer en moto los 135km que nos llevarían a Gilimanuk, el puerto desde donde salen los barcos a Java. De ahí bajar a Banjuwanji (10km más) a cenar, ver alguna cara conocida y conseguir unas máscaras y de ahí ascender los 40 km que nos llevarían al parking donde hacía casi 4 meses habíamos estado esperando horas para nada.
Pero, a los 25km de salir, la moto empezó a dar problemas, hasta dejarnos tirados. Tranquilos, esta vez ibamos a tener suerte. Nos quedamos parados en frente de un taller que, en media hora, había encontrado el problema (la batería) y lo había arreglado (de aquí no tenemos fotos, no veas que tensión). Respiramos hondo y a continuar la andanza. Como habeis podido leer, el resto salió como esperábamos.
Subimos a eso de las 11pm al parking donde conseguimos las máscaras y un té caliente para afrontar el frío al que nos hemos desacostumbrado. Compartimos experiencias con otros intrépidos y a eso de las 2am abrieron las taquillas. Tardamos una hora y media en llegar a la cima y otro poco más en descender hasta el cráter. Un logro que no se si hubiéramos conseguido unos meses atrás por su exigencia física y las condiciones del entorno (se respira fatal y los gases te irritan los ojos y la piel); pero merece la pena, una experiencia increible.
Solo un sabor amargo que me dejó tocada todo el camino de vuelta: el trabajo de los mineros que se juegan las vidas (hablan de que su esperanza de vida no supera los 45 años), por 3-4 euros al día. Eso sí, siempre con una sonrisa de oreja a oreja y cuidando a los turistas, que encima andamos casi molestándoles.

La vuelta, una paliza. Sin dormir deshizimos paso a paso el camino, con la satisfacción de haber logrado nuestra locura, pero con un regusto de frustración por la injusticia que acabábamos de preseciar.
Ese día poco más dió de sí. Llegar a Kuta, conseguir pasajes para Lombok y dormir, que buena falta nos hacía.

Los próximos días islas paradisíacas, playas de ensueño, cascadas y mucho snorkel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario