El viaje va acercándose a su fín y, como es normal, estos días nos da por pensar, recordar y reflexionar mucho sobre todo lo que hemos vivido.
Han sido 4 meses muy intensos donde hemos experimentado de todo y en los que hemos descubierto que viajar es una auténtica adicción.
Han sido 4 meses muy intensos donde hemos experimentado de todo y en los que hemos descubierto que viajar es una auténtica adicción.
Llegados a este punto teníamos ganas de hablar, desde nuestra perspectiva como mochileros, de lo bueno y lo malo de emprender una aventura como la nuestra; o de viajar en general.
Como todo en esta vida mejor empezar por las cosas "malas" o menos buenas y quedarnos siempre para el final con lo mejor.
Nuestros contras:
No son contras como tal, pero son cosas con las que no contábamos o que nos han dado la lata más de lo que nos hubiera gustado:
- Los bichos y sus picaduras. Creo que nos han picado todo tipo de insectos, sobre todo a mí: mosquitos, arañas, pulgas, hormigas... No veo la hora de dejar de rascarme. También hemos sido, en ocasiones, hasta comida para los peces.
En este grupo meto a los piojos. Sí, hemos tenido. Es más, creo que los he tenido casi todo el viaje. Porque, por más potingues que me he echado en la cabeza y más tirones de pelo con liendreras, a los 10-15 días acababan volviendo. Un rollazo, pero tranquilos que en España estaremos desparasitados antes de ir a ver a nadie.
En este grupo meto a los piojos. Sí, hemos tenido. Es más, creo que los he tenido casi todo el viaje. Porque, por más potingues que me he echado en la cabeza y más tirones de pelo con liendreras, a los 10-15 días acababan volviendo. Un rollazo, pero tranquilos que en España estaremos desparasitados antes de ir a ver a nadie.
- Los bichos más grandes y no tan bichos. Aquí metemos a todo tipo de cucarachas, escarabajos, lagartos, ratas y demás fauna con la que nos hemos cruzado en muuuchas ocasiones. Al principio nos costó alguna noche en vela, ahora como si nada.
- En cuanto al resto de los animales, ya sabeis que tengo una sensibilidad especial hacia ellos y en más de una ocasión he tenido que tragar saliva para no liarla. Trekkings con elefantes, zoos, caballos tirando carros, animales para el disfrute y entretenimiento del turista... he visto muchas formas de maltrato que no me han gustado nada. Por suerte también santuarios, reservas y protectoras donde luchan y aman a todos los seres y los protegen de todas esas barbaridades.
Aquí no tienen muchos escrúpulos a la hora de comer y, a veces echan a la cazuela todo lo que pillan: perros (en Vietnam), cocodrilos, serpientes, gusanos, arañas, escorpiones... ¡qué horror!
Aquí no tienen muchos escrúpulos a la hora de comer y, a veces echan a la cazuela todo lo que pillan: perros (en Vietnam), cocodrilos, serpientes, gusanos, arañas, escorpiones... ¡qué horror!
- No me olvido de los niños. Hemos visto pobreza, sí. Pero lo que más nos ha indignado es cómo son usados en alguna ocasión para dar pena a los guiris y sacarles unos dólares.
- Sentir en ocasiones que todo el mundo te intenta timar y, por ello, volverte desconfiado. A veces parece que todo el mundo intenta sacarte el dinero porque, como eres occidental, eres rico. Nos ha tocado torear y regatear mucho y, en alguna ocasión, hemos sido malpensados con las buenas intenciones de gente que simplemente quería ayudarnos. Cansa decir que no tantas veces al día y saber que siempre estas pagando un poco de más.
También meter aquí el sentimiento de ser un borrego que te hacen experimentar con algunos tours. Mola más ir siempre por libre pero no siempre es posible.
También meter aquí el sentimiento de ser un borrego que te hacen experimentar con algunos tours. Mola más ir siempre por libre pero no siempre es posible.
- Y, hablando del dinero, tener que llevar un presupuesto es agotador. Si quieres que el viaje dure no puedes derrochar, aunque a veces te des tus caprichos. Más en nuestro caso que teníamos por delante un viaje sin fecha final y sin ingresos mensuales. Todo un reto en algunas ciudades.
- Estar siempre alerta. Llega a ser agotador. Estar siempre pendiente de las cosas de valor, pasaportes, dinero... y todas las medidas de seguridad que os imaginéis. Nosotros no hemos tenido ningún problema, salvo un intento de hurto que frenamos rápido, pero conocemos casos de robos que te chafan el viaje.
Además de que no te roben, que no pierdas o se te rompa nada. El móvil de Miguel se estropeó y fue una lata conseguir otro y las cámaras se han rayado... no sé si habréis percibido que algunas fotos tienen una pequeña mancha clara, es del objetivo.
Además de que no te roben, que no pierdas o se te rompa nada. El móvil de Miguel se estropeó y fue una lata conseguir otro y las cámaras se han rayado... no sé si habréis percibido que algunas fotos tienen una pequeña mancha clara, es del objetivo.
- Las mochilas. Haz, deshaz y vuélvela a hacer. Llevar todas tus cosas sobre los hombros durante tanto tiempo es un coñazo. Qué decir cuando te toca caminar 5 km, aguantar 40 grados o que te caiga el diluvio universal. Vamos que estamos deseando perderlas de vista.
No tener una casa y estar moviéndote cada 2-3 días también es algo para lo que necesitamos un descanso.
No tener una casa y estar moviéndote cada 2-3 días también es algo para lo que necesitamos un descanso.
- Las fronteras. Lo que empieza siendo una divertida colección de sellos en tu pasaporte, se convierte, con el paso de tiempo, en un rollo. Colas, horas de espera, calor... el guardia de turno que no sabes por dónde te va a salir, el dinero que a veces te quieren cobrar de más por que sí. En fín, que a la larga es un rollo.
- Como último punto: el transporte. No sabíamos donde meter este punto. En realidad es parte del viaje y, en muchas ocasiones, una experiecia inolvidable más. Han sido muchos los buses, camionetas, trenes, barcos, aviones y todo tipo de vehículos que hemos tomado. Si sacamos un punto negativo es que no nos hubiéramos imaginado nunca que se podría tardar tanto en recorrer una distancia tan corta.
Nuestros pros:
Pero vamos a dejarnos de tanta mala vibra (como dicen nuestros colegas latinos) y vamos con lo bueno que es mucho y más valioso.
- Viajar es sinónimo de aprender. No sólo acerca de la Historia, geografía, cultura, gastronomía o religión de un país. Cuando uno viaja se convierte en una esponja que absorbe todo lo que vive. Uno a aprende a ser más paciente, a valorar las pequeñas cosas, a ser más honesto consigo mismo y con los demás, a buscarse la vida, a ser más resolutivo, a no perder los nervios en situaciones arriesgadas, a escuchar... se aprenden tantas cosas viajando.
Para mí lo más importante: a conocerse más uno mismo y aceptarse en lo bueno y lo malo, y a saber qué es lo que de verdad quieres y no quieres ser. Porque cuando tengas eso claro el qué hacer ya vendrá solo.
Para mí lo más importante: a conocerse más uno mismo y aceptarse en lo bueno y lo malo, y a saber qué es lo que de verdad quieres y no quieres ser. Porque cuando tengas eso claro el qué hacer ya vendrá solo.
- Darte cuenta de que tu capacidad de asombro no tiene fin. Montañas, valles, ríos, playas, volcanes, templos... cada día algo te espera que te dejará con la boca abierta. Si llega un momento en el que ya no lo consigues, es hora de irte a casa y descansar de tanto viaje. Ya habrá tiempo en el futuro de volver a lanzarte.
- Conocer mucha gente. De todos los países y nacionalidades. Practicar inglés, espanglish, alemán, francés y lengua de signos si hace falta. Dejar de lado las vergüenzas y lanzarte a preguntar o a conversar con cualquier desconocido que, en ocasiones, puede acabar siendo tu nuevo compañero de fatigas. Cuando estás lejos de casa, es curioso lo fácil que es hacer amigos. Todos tenemos ganas de conocer y disfrutar, y cuantos más seamos mejor.
Y lo que más nos ha gustado, conocer a la gente local. En la mayoría de los casos siempre con una sonrisa en la boca y la alegría en los ojos. Gente encantadora que te roba el corazón.
Y lo que más nos ha gustado, conocer a la gente local. En la mayoría de los casos siempre con una sonrisa en la boca y la alegría en los ojos. Gente encantadora que te roba el corazón.
- Tu capacidad de superación no tiene límites. Cuando llegamos, éramos mucho más miedosos, sobre todo yo. Andar todo el día bajo el Sol o subir a una montaña era todo un reto. Con el paso del tiempo (y tras mejorar nuestro fondo físico, todo hay que decirlo) te atreves con todo. Que hay que meterse en la selva, allá que vamos; escalar una montaña, ¿por qué no?; recorrer 75km en bici en dos días, chupado...
Mi vértigo cada vez es menor y el pánico de Miguel a volar, bueno ahí está, pero cada vez es más pequeño.
Mi vértigo cada vez es menor y el pánico de Miguel a volar, bueno ahí está, pero cada vez es más pequeño.
- Descubrir habilidades que desconocías. Como comer con palillos como si nada, escalar, reconocer la nacionalidad de una persona por su acento inglés, comunicarte con gente hablando ambos diferentes lenguas,...
- Mejorar tu orientación. Aunque hemos usado mucho el "Maps-me", bastantes veces la batería nos la ha jugado o el camino no aparecía marcado, con lo que nos ha tocado encontrar los sitios a la antigua usanza. Todo un reto en algunos casos, pero con sabor a aventura.
- Valorar más lo que tienes. No tanto lo material como lo personal, aunque no os podéis imaginar cuánto se echa de menos a veces tu sofá, una peli, una buena comida española o la comodidad de tu casa.
Pero lo importante es darte cuenta de lo afortunado que eres por toda la gente que en este tiempo nos ha mandado su apoyo y amor. Es genial sentirse tan querido y arropado incluso cuando estás lejos de tu gente.
- En nuestro caso, viajar en pareja ha sido todo un pro. Al principio no lo teníamos muy claro. Pensábamos que tal vez ibamos a acabar tirándonos de los pelos pero, salvo alguna que otra rencilla normal para el caso, ha sido genial tener al lado a la persona que quieres para vivir juntos cada intenso día. Experimentar juntos todo lo bueno y lo malo de este viaje ha sido lo mejor.
Asimismo, admiramos profundamente a todos los viajeros (que son muchos), que se aventuran sólos, aunque nunca lo están realmente ya que aquí se conoce mucha gente.
Por último, y después de tanta reflexión, os regalamos un párrafo de José Saramago que leímos y nos encantó. Y dice así:
"No es verdad. El viaje no acaba nunca. Solo los viajeros acaban. E incluso estos pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos. Cuando el viajero se sentó en la arena de la playa y dijo: "no hay más que ver", sabía que no era así. El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en Primavera lo que se había visto en Verano, ver de día lo que se vio de noche, con el Sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. El viajero siempre vuelve al camino."
Disfrutad mucho de estos últimos días . : )
ResponderEliminarCo.
Animo con la vuelta!!!
ResponderEliminarAnimo con la vuelta!!!
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