viernes, 8 de enero de 2016

Las ruinas de Ayutthaya

Como ya avanzábamos en la anterior entrada, pese a que en el fondo nos consideramos bastante urbanitas, nos encanta volver a un entorno más rural tras varios días en el "estrés" de la ciudad. Vuelta a hacer mochilas y a coger trenes con hora de salida pero sin ninguna de llegada.

Tras descartar la posibilidad de ir a conocer las famosas y más que recomendadas ruinas de Sukhothai, por estar a unas 8-9 horas de viaje (perezón), decidimos ir a ver a sus hermanas pequeñas: las ruinas de Ayutthaya. No lo teníamos muy claro porque sabíamos que después de pasar por Angkor cualquier cosa resulta insignificante, pero creemos que debe ser una visita obligada para cualquiera que pase por Bangkok y no tenga suficiente tiempo para ir a ver las mencionadas anteriormente.
Además, esta ciudad legendaria, a una hora y media de la Capital, supone un enclave histórico muy importante, ya que representa la cumbre de la ancestral historia de los Thai, los cuales llegaron a dominar toda la región.
En nuestro caso, la decisión de ir hasta allí también tuvo que ver con que sabíamos que esos días las ruinas y templos eran gratuitos (de nuevo por la cosa del Nuevo Año); gracias a la información que nos dieron José y Natalia, una pareja chilena con los que pasamos el fin de año.

Ayutthaya se levantó en la confluencia de 3 ríos (el Mae Nam Lopburi, el Chao Phraya y el Pa Sak) que formaban una barrera natural contra los invasores y el medio principal de intercambio comercial. Una conjunción que permitió que esta ciudad-Estado llegara a convertise en una gran Nación hasta que los birmanos la sitiaron y saquearon tras 2 años de contiendas, allá por el año 1.767.
En la actualidad, las ruinas de la ciudad antigua nos aguardan atemporales cual testigos silenciosos de las batallas vividas antaño; y todo ésto en medio de un proceso de modernización del enclave.

El lugar, en comparación con otros lugares visitados, puede conocerse a pie dando buenas caminatas o en tuk-tuk. Nosotros, aprovechando nuestra nueva faceta deportista, elegimos una tercera opción: la bici, aunque en este caso una de paseo normal y corriente.
Nada más llegar, dejamos las cosas en la económica casa de huéspedes que habíamos fichado (y que además tenía piscina) y nos fuimos de cabeza a alquilar las bicicletas.
Antes de decidir por dónde empezar, preferimos acercarnos a la oficina de información para elegir la ruta que más nos convenciera. Ayutthaya es un complejo pequeño pero tiene muchos templos y tampoco pretendiamos verlos todos.

Nuestra elección, basándonos en la importancia primero y en el azar como segundo criterio, fue la siguente: El templo de Wat Phra Si Sanphet, la más importante de las ruinas por tamaño y famosa por sus tres enormes estupas; el Wat Maha That, uno de los lugares más fotografiados de toda Tailandia, al encontrarse en él la cabeza de un Buda de piedra devorada literalmente por la naturaleza; el Wat Ratchaburana,  característico por su enorme estupa central; el gran Buda Yacente; Wat Thammikkarat, donde se puede ver un precioso patio de leones alrededor de su estupa principal; y el Wat Chai Watthanaram, el mejor lugar para ver la puesta de Sol.
Además, pudimos pasear por los enormes jardines interiores donde, entre sus lagunas, resisten pequeños montículos que en su día fueron torreones, estupas o pilares; pedaleando entre Budas desarmados y un sin fín de pequeños templos que muestran la espiritualidad que todavía emana cada poro de esta ancestral ciudadela.

Una tarde y una mañana de no parar de pedalear bajo el abrasador Sol que últimamente no da tregua por aquí. Una verdadera lástima que el agua de la piscina de nuestro alojamiento no invitara mucho al baño, más por su color que por su temperatura.
La noche nos dió más tregua con la temperatura, aunque no dio para mucho más después de otro largo día de no parar. Estábamos tan cansados que no fuimos capaces ni de acercarnos al bar vecino donde un concierto estaba en el mejor de sus momentos. Tampoco hizo falta, se oía tan fuerte que desde la misma cama me imaginaba al cantante dando voces rockeras en mi oído.

Vamos con un resumen en fotillos de este día y medio entre ruinas.

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