Ya de vuelta en Bangkok. Últimos días de nuestro periplo
mochilero y sólo nos quedaba hacer una última cosa: ¡Compras!
Llevábamos mucho tiempo pasando por decenas de mercadillos
donde poder comprar de todo pero, por no cargar más peso o por no salirnos
mucho del presupuesto, nunca nos lanzábamos a adquirir nada. Bueno para que os
voy a engañar. Hablo en plural cuando en realidad era yo la que estaba loca por
comprar regalos, recuerdos y todo tipo de trapos que pudiera. A Miguel no le
quedaba otra que aguantar el chaparrón.
Nuestro vuelo salió bien temprano de Bali y, por la salud de
Miguel, ya no llovía y fue tranquilo.
Con el nuevo cambio horario llegamos a eso de las 11:30, pasamos inmigración sin problemas (aunque, por un momento, con tensión al ver que no dejaban pasar a los chicos de delante), y en una hora estábamos en el "Merry V", nuestra segunda casa.
Con el nuevo cambio horario llegamos a eso de las 11:30, pasamos inmigración sin problemas (aunque, por un momento, con tensión al ver que no dejaban pasar a los chicos de delante), y en una hora estábamos en el "Merry V", nuestra segunda casa.
Ese día lo dejamos para nosotros. Descansar y dormir (que lo habíamos hecho poco esa noche), hacer varios trámites por internet, recuperar nuestra maleta, pasear y preparar el siguiente día que iba a ser completito.
Los fines de semana se celebra un gran mercado en Bangkok en
la zona de Chatuchak Park. Es algo así como el Rastro de Madrid
pero más grande y dura 3 días. Nosotros sólo teníamos el domingo.
Nos levantamos con las pilas cargadas y tras vaciar una de nuestras mochilas, allí que fuimos dispuestos a llenarla de nuevo.
Nos levantamos con las pilas cargadas y tras vaciar una de nuestras mochilas, allí que fuimos dispuestos a llenarla de nuevo.
El día estaba nublado, incluso llovió un poco. Además las temperaturas habían bajado un poco, lo que hizo más llevadero el tute. Con el calor que estaba haciendo días atrás...
El Mercado es una locura. Cualquiera acabaría desquiciado
allí. Cientos de puestos, tal vez lleguen al millar, con cosas para todos los
gustos y bolsillos. Nuestra norma: regatear fuerte e intentar conseguir buenos
precios. Y es que los precios nunca suelen aparecer reflejados. El vendedor
dice una cantidad que a veces es el doble o más de lo que cuesta el artículo, y
ahí empieza el juego.
Todavía recuerdo la primera vez que nos tocó discutir un precio, qué pardillos. Creo que ahora sería capaz de sacarlo todo por mucho menos.
Todavía recuerdo la primera vez que nos tocó discutir un precio, qué pardillos. Creo que ahora sería capaz de sacarlo todo por mucho menos.
Hay tiendas donde tienen los precios fijados en letreros, ahí no se regatea, tal vez sólo si te llevas varias cosas puedes conseguir un pequeño descuento. Luego están los que empiezan por una cantidad y en menos de un minuto te están ofreciendo el producto a menos de la mitad sin que tú hayas dicho casi ni mu (o no han vendido nada o saben que no te la cuelan); y los que son duros de roer, que hasta se medio enfadan cuando llegáis a un trato porque querían haberte sacado más. Todo un arte ésto del regateo. Nos pegamos allí todo el día discutiendo con unos y otros.
Pero el Chatuchak Market no es sólo eso. Es todo un
espectáculo. Puestos de comida de todo tipo por todas partes, músicos tocando en cada
esquina, locales de moda con "djs" pinchando, hasta un asturiano muy
peculiar haciendo paellas a destajo.
Lo dicho, aquí se encuentra de todo. Pese a eso, a veces es un
poco más de lo mismo. Cuesta bastante encontrar un sitio que tenga cosas más
originales. Eso me trae a la mente los mercados de Ubud, Chiang Mai o Luang
Prabang, entre otros. Ahí sí que me hubiera puesto fina. Pero bueno, no nos podemos quejar. Compramos un montón de cosas y no nos
volvimos muy locos para encontrarlas.
Por la noche, pese a que teníamos intención de salir, estábamos muertos. ¡Cómo cansa esto de las compras y el consumismo descontrolado!, lo habíamos olvidado.
Por la noche, pese a que teníamos intención de salir, estábamos muertos. ¡Cómo cansa esto de las compras y el consumismo descontrolado!, lo habíamos olvidado.
El día siguiente, el 25, era nuestro último día. Jornada de
caprichos y melancolía. Última Chang, último Phad Tai, último paseo por
Rambuttri... hacer las maletas y esperar a que pasara la noche para no alargar
más la pena del que termina una etapa.
Estas líneas las escribo desde el aeropuerto de Moscú, donde
hacemos escala tras un primer vuelo de 10 horas. Último arreón y llegamos a
casa. Vuelta a la "normalidad", con muchos proyectos nuevos e
ilusión.
Estos próximos días seguiremos publicando cosas. Tenemos todavía mucho que contar y recordar... ¿os animáis a seguir leyéndonos?