Nuevo embarcadero, nuevo ferry y una isla de ensueño como destino, bueno realmente un archipiélago formado por 99 islas. En este caso, un barco más cómodo, con el aire acondicionado al estilo malasio (congelación) y hasta dos pelis serie B para soportar las 3 horas de viaje. Es difícil explicar cómo es la isla de Langkawi. Un paraíso duty free (al estar libres de impuestos), situado en el Océano Índico a la altura de la frontera entre Malasia y Tailandia. Ésto, junto a la oferta de ocio, cachondeo, playas y parajes naturales, hace que se haya convertido en uno de nuestros sitios preferidos entre lo que llevamos visto.
Tras dormir durante todo el trayecto (yo al menos y como siempre), atracamos en el puerto de Kuah. Nos esperaban dos días en la isla principal de las Langkawi, así que lo volvimos a tener claro a la hora de alquilar una moto. Esta vez 2 porque aunque aquí se estila eso de ir 3 o 4 en la misma, nosotros somos prudentes (y carne de cañón para los polis y luego contaré por qué).
En algo menos de media hora ya andábamos por Pantai Cenang, la playa con más ambiente. Nos alojamos en el Daddy, s Guesthouse, un hostal regentado por un rasta de muy buena onda y con muy buen precio. De ahí directos a la playa que pese a encantarnos según la pisamos resultó no ser nimucho menos la mejor de la isla.
La primera cerveza que tomamos nos demostró que lo de libre de impuestos es cierto, y es que tomar una lata a 50 céntimos es una maravilla. Y entre lata y lata planeamos nuestra ruta. Siete pozas, varias cascadas, un teleférico no apto para cardíacos, las playas del norte y un manglar eran nuestro plan. Y ya sabéis que siempre cumplimos lo que nos proponemos.
En las pozas, aparte de bañarnos y lanzarnos por un improvisado tobogán, nos cayó un buen chaparrón y volví a tocar suelo con el culo, sin daños aparentes (sólo en el orgullo).
A la mañana siguiente y un poco resacosos después de conocer la juerga de la isla, superé mi pánico a las alturas, y subimos al teleférico que nos llevó a alucinar con las mejores vistas de la isla.
Pero lo mejor estaba por venir. Tras un rato en moto nos acercamos a ver el manglar (no contratamos excursión por falta de tiempo y porque era caro), el cual merecía la pena. Seguimos la travesía y llegamos a la playa de Tanjung Rhu, la mejor que han visto nuetros ojos y casi desierta. Imposible de describir, magnífica como dice Jesús. Lástima no tener más tiempo para quedarnos, pero antes de anochecer queríamos acercarnos a una cascada cercana, donde aprocechamos para bañarnos y quitarnos la sal.
Sólo nos quedaba un rato en la mañana del siguiente día para ver la última y más grande de las cataratas de la isla, antes de devolver la moto y coger el ferry que nos llevaría de vuelta a Georgetown desde donde continuaríamos nuestro viaje. Somos muy aplicados y nos dió tiempo a eso, a ver la estatua de un enorme águila, emblema de la isla, y hasta a tarifar con unos policías que tenían intención de multarnos por toda la cara; pero más cara tenemos nosotros y conseguimos salvarnos.
Dos días, que podrían haberse convertido en 1 o 2 semanas, porque la isla ofrece todo lo que uno puede imaginar o más. Muy recomendable para visitar y con vuelos directos desde Kuala Lumpur por si alguien se anima.
Ahí van las fotos para que os hagáis a la idea. Besos.
Súper fotazas!!!! Seguid pasándola bien!!! Besazos!!!!
ResponderEliminarMuy chula la isla y sus cascadas seguir disfrutando chicos pasarlo bien 1abrazo
ResponderEliminarQue bien se os ve!!!
ResponderEliminarGracias!!!!
ResponderEliminarOoooo estoy viviendo vuestras aventuras como si estuviese alli !! Aprovechad al máximo guapos !! Besos !! MARIA M.
ResponderEliminarOoooo estoy viviendo vuestras aventuras como si estuviese alli !! Aprovechad al máximo guapos !! Besos !! MARIA M.
ResponderEliminarMuchas gracias guapa!!!disfruta ahora tu mucho de tu chico!!!un besoooo
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