martes, 24 de noviembre de 2015

Koh Phangan, la Luna llena y algo más.

Al llegar al Golfo de Tailandia teníamos claro a qué isla ir, a qué isla no ir y otra sobre la que debíamos decidir. Sí ir a Koh Tao porque nos permitía pasar unos días haciendo snorkel y porque es una isla que siempre está llena de españoles. No ir a Koh Samui porque es una isla más bien de resorts y familias y no es a lo que hemos venido hasta el Sudeste Asiático. Y luego estaba Koh Phangan, aquí es donde acabamos desembarcando.
Para el que no lo sepa Koh Phangan es la isla de la Full Moon Party (o fiesta de la Luna llena) donde, una vez al mes, se celebra la llegada de ésta con un fiestón multitudinario en una de sus playas. Pero no solo eso, también existen dos fiestas mensuales de la Half Moon Party (en sus cuartos creciente y menguante), una Black Moon Party (Luna nueva) y diversas fiestas organizadas más.
Por fechas no coincidíamos con Luna llena, además habíamos decidido pasar ese día en Chiang Mai porque allí se celebra el Loy Kratong, que es un impresionante festival budista que se realiza coincidiendo con plenitud de la Luna de Noviembre y que, después de ver ya alguna que otra fiesta playera, nos apetecía más que emborracharnos con miles de guiris y saltar a la comba de fuego.

No habiendo Full Moon Party seguía habiendo isla, seguían habiendo playas y mucho ambientillo.Y para comprobarlo nos alojamos en su principal playa, Hat Rin, allí donde una vez al mes se lía la gorda.
Motorizados,  por supuesto, llegamos a un hotel regentado por unas danesas muy majas y, tras instalarnos, nos bajamos a dar una vuelta y tomar una cerveza viendo la puesta de Sol. El pueblo es enano pero está por completo dedicado al turismo de borracherra (así es como se le llama a irte a una isla de no sé dónde a cogértela mortal, al igual que todos los demás). Locales de comida, bares, tiendas de merchandising de la susodicha Party y montones de puestecitos con bebida ocupan el espacio comprendido entre sus cuatro calles.
Al tener la moto podíamos, siempre que el Tiempo nos lo permitiese,  pasar el día de playa en playa y visitando otros lugares interesantes con tiempo suficiente para llegar al pueblo y tomarnos algo con la gente.

Habíamos leído que las playas más bonitas estaban en el norte, asíque pasamos la siguiente mañana explorándolas. Nuestras elegidas fueron: Haad Mae y Haad Khom y ya que estábamos en el norte aprovechamos para comer en Baan Chaloklum , un pequeño pueblo de pescadores y conocer algún templo. Concretamente nos llamó la atención uno, el Wat Khao Tham en el que encontramos a occidentales en una especie de retiro espiritual, meditando ante la puesta de Sol.

Koh Phangan además de playas tiene, al igual que el resto de las islas, selva, cascadas, montañas y, como nos gusta hacer un poco de todo, también aprovechamos el tiempo explorando el interior.
Visitamos Phaeng Waterfall un conjunto de cascadas y pozas de agua fresquita, lo cual se agradece tras la caminata ascendente requerida para acceder a ellas.
Además, estando allí se puede aprovechar para subir a un mirador que te ofrece una de las mejores vistas del oeste de la isla.

En nuestra última noche y, aunque al día siguiente nos despediríamos de la playa con un baño, salimos a ver que ambiente había en la isla de las fiestas cuando no hay fiesta, y bueno gente había, menos jaleo del que nos hubiera gustado, pero el suficiente como para echar unas copillas y reirnos un rato. Concretamente nos tomamos un cubo al estilo Thai (o un Thai Style Bucket), que no es nada menos que un cubito con hielo, whisky tailandés, red bull de aquí (el original) y coca cola. No está mal pero preferimos el Johnnie Walker para qué nos vamos a engañar...
Y nada más, a la mañana siguiente un baño mañanero y a pillar el barquito dirección Koh Tao.

Unas fotitos para que lo veáis. Saludos.

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