martes, 10 de noviembre de 2015

3 viajeros, 2 países y 1 aventura: Singapur y Malasia

Como dice el refrán, no hay dos sin tres. Y tres seremos en nuestros nuevos retos, el segundo y el tercero.

La precisión milimétrica, al igual que en las maquetas, reparte el espacio entre casas, calles, gente y rascacielos; haciendo fluir la vida en la ciudad de la luna y las estrellas, las de su bandera. Mucho le ha cambiado la cara al puerto de los puertos, pero en esencia sigue siendo el mismo punto de encuentro en el que conviven armónicamente muy diferentes culturas, clases sociales y estilos de vida.Y los tres que ahora somos lo vemos desde el primer momento. Lo vemos en ese puesto de arroz frito en el barrio indio y desde el que se divisa la torre del Maybank International Bank en el distrito financiero; donde un ejecutivo oriental mira de reojo al limpiacristales que, meticuloso hace su trabajo mientras recuerda lo rico que le estuvo ese arroz frito de ese mismo puesto del barrio indio por el que nosotros pasamos en ese momento. Dinamita para los sentidos,  la luz brillante del skyline desde el Marina Bay Sands, el tremendo olor penetrante en los bajos del mercado del barrio chino y el sonido, o la ausencia de él, en esas calles enormes perfectamente ordenadas en las que no se oye un ruido. Así es Singapur.

Y después,  1, 2, 3... ¡Despierta, que estamos en el sudeste asiático! Y Malasia nos recibe con un aroma familiar, el del arroz hervido, ese del que ya echábamos de menos quejarnos. Vuelta a la normalidad, la de hombres humildes y mujeres de cabeza cubierta; pero también de sonrisas, de bromas, de té caliente y especias. 
Aquí nació la selva y hoy domina esta meseta en la que jugamos a ser como los nativos... pero bañados en repelente de mosquitos. Y tras el bosque seguimos por las praderas verdes, para dar con el Mar en cualquier punto de su litoral. El color turquesa de sus aguas y las bahías de arena y piedra hacen a sus islas magníficas y famosas sus playas, algunas perfectas.

A la sombra  de las Torres Petronas se extiende su capital, la cual le enseña a todos que entre el caos las ciudades también se ordenan. Pudimos comprobar andando por ella cómo una cuidad con más gente, más pobreza y problemas, le dice a las otras que pronto será más bonita y más moderna que todas ellas. 

Por eso hoy somos tres más los que sabemos que estos dos países, aun no pareciéndose en mucho, saben que son países hermanos. Y que su gente, sus recursos, su futuro e historia son una misma cosa. La misma cosa pero con diferente nombre: Singapur y Malasia.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Jajajaja,escribis distinto!pero tu tambien lo haces muy bien!!muy detallado todo!!un besote enorme!

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    2. Jajajaja,escribis distinto!pero tu tambien lo haces muy bien!!muy detallado todo!!un besote enorme!

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