Siempre he creído que lo mejor de viajar es lo inesperado. Todo aquello que te llega sin avisar enriquece la experiencia gracias al factor sorpresa. Y, ¿quiéin iba a decirnos que, por un "problema" de escalas, acabaríamos aterrizando por tres días en Hong Kong?
Fue un tremendo impacto el que sufrimos al salir de la boca del metro de Causeway Bay. Las luces de neón, los autobuses de dos pisos, el humo que asciende desde los puestos de comida callejera y esa melodía que resuena en los anuncios de las fachadas crearon en nosotros un conjunto de sensaciones que arrastró nuestras miradas hacia arriba y, poco a poco, más arriba; otro piso y otro más, hasta haber girado el cuello y las cabezas hacia el cielo. Y allí estaban todos ellos, las decenas de rascacielos no dejaban ver la Luna, y entre esa gente y aquellos sonidos, caminamos hacia el nuestro.
Vaya dos días de subir y bajar, de entrar, de salir, de correr y pasear, de comer donde sea, de visitar una iglesia, un templo, pagoda, mezquita o monasterio. De preguntar en inglés, español, cantonés o japonés. Entre el color de cada calle, el sonido de los cruces, el olor a cerdo frito y la humedad de la bahía.
Y si nos gustan las sorpresas, pues toma otra sorpresa, ¿y por qué no vamos a Macao, que está ahíal lao? Y en el ferry, en una hora, otro país y otra historia. Sólo chinos por unas calles cuyos nombres son de Santos. Que, además, van a la iglesia, y cocinan "bacalhau", pero hablan cantonés y comen arroz tres delicias; y pasean por la bahía entre musiquilla china y unos fados de ultramar.
Si os gustan las mezclas fuertes, ¡ahí va eso!: Portugal dentro de China y Las Vegas en el centro, donde el lujo de lo inmenso apabulla las miradas. Donde el juego y el derroche hacen de oro a esta ciudad. Que no sabes de quién es, no sabemos quien la quiere, pero sí que en pintoresca no le gana, que yo sepa, ninguna otra en el Planeta.
Pues ya está, vaya sorpresa, y vaya forma de empezar. Un acierto, por supuesto. Ya podemos decir que hemos estado en Hong Kong, que nos dio la bienvenida de repente y por sorpresa.
Miguel
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