Vuelta a coger una van, vuelta a los baches, al asfalto entre la selva, a los acantilados, a los paisajes kársticos, a recorrer en cuatro horas lo que normalmente harías en una y media. Pero todo camino tiene una meta y la nuestra tenía muy buena pinta. El Nido. El destino preferido entre casi todos los turistas que vienen a Filipinas o, al menos, a Palawan.
Situado al norte de la isla, este pueblo, más grande y algo más preparado que Port Barton, está rodeado de hermosas islas, cascadas y playas, ofreciendo multitud de opciones de ocio a cualquier hora del día.
Nosotros decidimos pasar aquí tres días para recorrer la zona, hacer alguno de sus famosos tours o "Island Hopping", descansar y disfrutar de su ambiente. Pero, pese a que nos ha encantado, al igual que nos pasó con las islas Phi Phi, este lugar es demasiado turístico. Lo que se traduce en precios más elevados, masificación y mucho postureo. Aún así, si vienes a Filipinas creo que es un destino obligado.
Tras unas horas de camino llegábamos a las afueras del pueblo tras el cual, una bahía dominada por una enorme montaña, nos daba la bienvenida. Tomamos las mochilas y echamos a andar raudos a sabiendas de que el hospedaje económico es escaso o está ya ocupado, pero después de varias vueltas encontramos habitación en una pensión a buen precio pero con regular wifi (vamos, igual que en todos lados por lo que comprobamos después).
Ya era mediodía y queríamos aprovechar para hacer algo así que tomamos un trycicle y nos fuimos a la cercana playa de "Las Cabañas", la mejor de la zona. Agua cálida y azul turquesa, arena blanca y fina y varios chiringuitos con música chillout nos esperaban.
Había más gente de la que nos hubiera gustado pero caminando un poco nos quedamos solos. Chapuzón aquí y allá, escuchamos un sonido extraño y, al buscar de dónde procedía, divisamos una enorme tirolina que cruzaba desde la isla en la que estábamos a un islote cercano a unos cientos de metros (la Zipline). No hacía falta decir nada para saber que Miguel quería subirse. Yo con mi vértigo no lo tenía nada claro pero, ¿cuándo me iba a ver en otra igual? Así que, tras escalar a lo alto de la montaña, allí estábamos equipados y a punto de saltar, ¡qué miedo!. Y, de repente, nos vimos volando con unas vistas impresionantes. ¡Qué divertido!
Después del subidón de adrenalina otro par de baños, un poco más de sol y, esta vez, vuelta caminando para disfrutar de las vistas y hacer una breve parada en la playa Corong-Corong, bonita pero nada del otro mundo. Emprendimos la vuelta, cenamos y a la cama. Al día siguiente teníamos un día completo con una excursión.
De los que había nos decidimos por el Tour A (hay 4 diferentes), ya que era el más distinto a lo que ya habíamos hecho en Port Barton. Llegamos a pensar en hacer también el C, pero demasiada excursión y mucho de lo mismo. El itinerario serían 3 "lagunas" , una de ellas con Kayak, 2 playas paradisíacas y todo el snorkeling que quisiéramos.
Comenzamos en la "Secret Lagoon", un pequeño lago de agua de mar al que se accede a través de una pequeña cueva. A continuación paramos en "Chimizu Island" donde nos hartamos de hacer snorkel, tomamos el sol y nos prepararon una suculenta comida a la parrilla.
Con las panzas llenas tocaba la hermosa "Big Lagoon", otra laguna formada en el mar debido a las montañas que la rodean. Tenía el agua más turquesa que hayamos visto jamás.
Seguimos con la "Small Lagoon" donde cogimos unos kayaks y la recorrimos y nadamos entera.
Para terminar el tour qué mejor que la playa "7 Commandos" para relajarnos y estar tirados un rato.
La verdad es que los tours son increibles. Si les sacamos una pega sería que son muy turísticos y en algunos puntos te encuentras con demasiada gente. Aún así los lugares a los que te llevan son una pasada. Hay otras opciones como buscar a algunos compañeros más y alquilar la barca para vosotros solos, eligiendo así el orden y el tiempo en cada sitio; o la otra, alquilar unos kayaks y llegar por tu cuenta a alguno de estos sitios, aunque debe ser una paliza que, por una vez, no quisimos darnos.
A eso de las 16:30 volvíamos a El Nido, una ducha y un rato de descanso después, ¿qué mejor que una buena cerveza Red Horse viendo el atardecer y un picoteo en el Pukka bar? Esa noche caímos rendidos.
A la mañana siguiente decidimos alquilar una moto y explorar un poco la zona por nuestra cuenta. Sabíamos que había dos cascadas y teníamos ganas de verlas. Al llegar allí, tras un par de rodeos, nos decantamos por ver solo las "Nagkalit falls", dado que las otras suponían una caminata de más de una hora.
Nos la intentaron colar pero no, no queríamos guía, nos manejamos solos bien y no, no íbamos a pagar 100 pesos cuando la entrada sabíamos que valía 10. Con esa premisa nos impusimos y a los pocos minutos nos adentrábamos en la vegetación siguiendo el río hasta llegar a una pequeña cascada que, en temporada de lluvías, seguro que es más vistosa pero que, para nosotros, con el calor que hacía era perfecta para refrescarnos. Y encima, volvíamosna estar solos.
Después de un rato emprendimos camino de vuelta y continuamos hacia la playa "Nacpan" que, con una precioso enclave, es una de las favoritas de los turistas. Tuvimos suerte de llegar y pegarnos un baño porque a la media hora excasa comenzó a llover, un poco al principio, y a cubos a los pocos minutos, lo que hizo que nos resguardáramos en unas casetas donde acabamos tomando algo y charloteando con un inglés, una filipina y dos uruguayos esperando a que escampara.
En cuanto lo hizo decidimos irnos y alejarnos de la nube, el camino de vuelta podía ser peligroso y no sabíamos en qué momento volvería a llover.
Hicimos bien porque a la media hora de nuevo estábamos rodeados de sol, esta vez de nuevo en "Las Cabañas" para darnos un último chapuzón y ver una puesta de Sol alucinante.
El día no daba para más. Una ducha, una comida y a la cama. Al día siguiente había que coger una avioneta al próximo destino camino a las Visayas.
Vamos con las fotos. Besos
No hay comentarios:
Publicar un comentario