martes, 29 de septiembre de 2015

Ubud y alrededores

Después de dejar atrás la locura de Denpasar y el comercialismo de Kuta, llegamos a Ubud y ¡qué maravilloso lugar!
No sabemos si por la infinidad de templos, el ambiente cultural, la gente o todo lo que estamos viviendo, pero es una ciudad de la que enamorarse y en la q hacer  infinidad de cosas. Turística también, todo hay que decirlo, pero sin ese aire occidentalizado que percibimos en el sur.
El primer día, y tras meternos un buen desayuno al cuerpo, fuimos al Monkey Forest, donde los monos viven "en libertad" en un bosque enorme, aunque tienen las manos un poco largas (no me gustó nada que los guardas les lanzaran con un tirachinas por robar unas gafas), e interactúan mucho con la gente.
También conocimos el centro de la ciudad, donde pudimos ver el Palacio Real y el Templo del Loto entre otros tantos, disfrutamos de buena comida local y visitamos las afueras para ver los arrozales. El más cercano y espectacular de la zona es el de Tegallalang, aunque pronto hemos descubierto que Bali está lleno de campos de arroz a cada cual más espléndido.
Otra de las cosas que hacen a Ubd únicas es su artesanía, que puedes encontrar en cualquier lugar, pero más aún en un enorme mercado del centro. Entre mañana y pasado iremos para que me vuelva un poco loca, sí, ya sabeis que ¡lo hippie me encanta!
Por último, al caer la noche, qué mejor plan que ir a ver un baile típico balinés. Nosotros elegimos el espectáculo legong. Una mezcla de sinfonías que en ocasiones parecen desacompasadas, junto a unos bailarines que en sus coreografías parecen enloquecer con sus movimientos, aspavientos y miradas. Tal vez resulte curioso pero, en cierto modo, nos recordó al flamenco.

Pues hasta aquí nuestas primeros momentos en el centro de la isla y para  el próximo día, más moto.
Ahí van unas fotos del Monkey Forest, el templo de Loto, arrozales y el baile balinés...

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