Con mucha pena teníamos que dejar nuestra querida isla de Siquijor.
Nos quedaban solo seis días de viaje y había que aprovechar.
En este caso tendríamos que volver a coger un ferry, ya el último, y dirigirnos a la isla de Bohol. Concretamente a su capital, "Tagbilaran". Allí atracaban los barcos de diferetes puntos de Filipinas y era el lugar donde, unos días más tarde, tendríamos que regresar para tomar el vuelo a Manila, la última parada.
Bohol pertenece a las "Visayas" y es una de las islas más grandes del país. Unida a ella por dos puentes, encontramos la isla de "Panglao", más turística en cuanto a alojamiento, playas y buceo; aunque ambas ofrecen un montón de actividades de todo tipo para disfrute del que va a conocerlas.
Nosotros, tras leer opiniones, no teníamos muy claro donde quedarnos pero finalmente elegimos la turística "Alona Beach" en Panglao que, aunque era una especie de Benidorm, tenía mucha más oferta hotelera y de servicios que el resto de la isla. Sería nuestra base para los siguientes días.
Nada más bajar del ferry nos unimos a otro grupo de guiris que, al igual que nosotros, no estaban dispuestos a pagar los precios abusivos que nos pedían para ir a Alona. Y haciendo presión conseguimos un precio inmejorable. Claro, nos tocó meternos diez en una van cual sardinas enlatadas durante 30-40 minutos.
Fue allí donde conocimos a Laura y Marta, dos catalanas (últimamente solo nos cruzamos gente de allí), con las que acabamos compartiendo habitación en el Barns Backpackers al ver los precios altísimos de las habitaciones privadas en varios sitios.
Parecía que la jugada nos iba saliendo. Sólo quedaba que el tiempo acompañase, es que habíamos visto en las previsiones posibles tormentas.
Ese día, como suele pasar siempre que cambias de destino, aquí ya estaba "perdido" en cuanto a visitas. Así que aprovechamos para echar un vistazo al pueblo, buscar una lavandería, fichar algún alquiler de motos para el día siguiente, descansar y ponernos al día con el blog.
A la mañana siguiente bien temprano arrancamos. La noche anterior nos quedamos fritos superpronto así que no hizo falta ni poner el despertador. Unos minutos después, ya estábamos subidos en la scooter camino de "Bohol" con intención de hacer una buena ruta.
Una vez cruzamos uno de los puentes dirección "Loboc", comenzamos a hacer paradas: El Blood Compact Site, escultura que recrea el "pacto de sangre" entre los españoles y los autóctonos en 1965; los pueblos de "Baclayan" y "Alburquerque" con sus respectivas iglesias; recorrimos la carretera que atraviesa el "Man Made Forest" (un increible bosque que, como su nombre indica, fue hecho por el hombre); un puente colgante de bambú, etc... Ya en "Loboc" paramos en el "Centro de Conservación y Santuario de los Tarsier", los monos más pequeños del mundo con unos 15cm de tamaño. ¡Qué monos! Y nunca mejor dicho...
En esta etapa estuvimos dudando si acudir o no al centro, como siempre inentamos hacer turismo responsable sin maltrato animal. El centro es un santuario y, es cierto que los animalitos estaban bien cuidados, lo que no tenemos claro es si para estos pequeños animales nocturnos supone mucho estrés estar expuestos de dia por mucha sombra y oscuridad que se les brinde. En este punto queda pensar que el dinero de la entrada es para su conservación.
Tras esta parada nos dirigimos a uno de los mayores atractivos de Bohol, las "Cholat Hills" o colinas de chocolate. Estas formaciones montañosas se reparten a decenas adquieren una tonalidad marrón y verde, sobre todo en la estacion seca. Un paisaje increíble y único el que ofrece su mirador. Estuvimos a punto de intentar adentrarnos y escalar a alguna de ellas, pero no teníamos muy claro el camino ni sabíamos si se podría y, como comenzó a chispear, desistimos.
Tocaba rehacer el camino de vuelta, pero antes paramos a hacer una tursitada. Un pequeño crucero por el río Loboc surcando sus azules aguas mientras nos poníamos púos en un buffet. Durante el recorrido, además, nos ofrecían música en directo y una pequeña parada para ver unos bailes tradicionales donde intervenían unas jóvenes saltando unas cañas de bambú al son de la música.
Aunque no nos acercamos, por la zona también vimos que habían centros de escoturismo y aventura: tirolinas, quads... muchas opciones para entretenerse.
Como el día estaba nublado y no sabíamos como acabaría la cosa, decidimos volver a Panglao, donde nos acercamos a ver una playa que escuchamos que estaba plagada de estrellas de mar Se ubicaba al noroeste de la isla, allí tomamos una cerveza y vimos el atardecer.
Tocaba regresar a Alona, devolver la moto, comer algo y descansar.
A la mañana siguiente a eso de las 5:30 sonaba el despertador. Habíamos decidido contratar una excursión a la cercana isla de "Balicasag", paraíso de buceadores para disfrutar de un buen snorkel con sus geniales arrecifes de coral, peces y tortugas.
La excursión salía tan temprano porque a primera hora se acude a una zona de avistamiento de delfines. Esta parte no nos gustó nada. Habían demasiados barcos que perseguían y rodeaban a los animales en la distancia pero, aún así, creo que no era bueno para ellos. En este punto tal vez nos equivocamos participando. No lo recomendamos.
La excursión también incluía una visita a la "Virgin Island", un montículo de arena lleno de puestos de comida que te cocinaban los peces, mariscos y moluscos al momento. Esta parte tampoco nos gustó mucho, había mucha gente y encima se puso a llover a cántaros.
Supongo que si nos hubiéramos informado mejor tal vez hubiéramos optado por acoplarnos en alguna lancha de buzos donde, mientras ellos hacían sus inmersiones, nosotros hubiéramos disfrutado también del increíble fondo marino que Balicasag te ofrece hasta con snorkel. Bueno, lo hecho hecho está.
Teníamos toda la tarde por delante aún y parecía que el tiempo se calmó. Y como el Sol volvió a salir, aprovechamos para acercarnos a la playa de "Dumaluan", a solo 5-6 km, que resultó ser todo un acierto y nos encantó.
Allí nos encontramos con nuestras compis de cuarto con las que compartimos el trycicle de vuelta y con las que nos fuimos a cenar y a tomar unos "Tanduay's" (el ron local).
En resumen, tres días que disfrutamos mucho. Y para que lo veáis, ahí van las fotos.
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