jueves, 27 de septiembre de 2018

Vamos a acabar lo que empezamos... Al menos por ahora...

A una semana, o más bien, a 8 días de volver otra vez... Son éstos días los mismos de siempre, los tan necesarios en cuanto a preparativos, pero también tan complicados... Tantas ganas son las que tenemos para que pasen como son las que nos impiden disfrutarlos por el empeño en dejar todo bien colocado y perfecto. No tengo la cara suficiente, los arrojos necesarios para mirar a mis gatos sin pensar que no saben todavía que en muy poco volverán a estar solitos en casa, bien cuidados pero solos, sin nosotros...

Viajar es la cura del alma, y la mía lo necesita de verdad desde hace ya un largo tiempo. Por eso vamos a enfocar este post en positivo, como debe ser, y nos vamos a empapar de buen rollo, de karma y zen para adentrarnos en, quizás, el país más espiritual que nunca más vayamos a visitar en nuestras vidas.

Birmania o República de Myanmar, como la queráis llamar. Yo la llamo el país del reencuentro y la última parada, al menos por un tiempo, de estos mochileros empedernidos por el sudeste de Asia.
Tres vuelos más serán los que me vacunen del estaticismo en el que me he visto envuelto en los últimos tiempos con el trabajo y las tareas diarias del hogar. Y sólo veo hoy, como ya hice en el pasado, que mis responsabilidades pasan por un tiempo limitado a otras manos. Gracias Sergio, no hay palabras...

Van a ser algo más de dos semanas entre pagodas, entre lagos, trenes y cascadas, y otras muchas sorpresas que tendréis que esperar para, como nosotros, disfrutar.

El primo Jesús volverá a escena porque es un chupacámara y encima se trae a su esposa despùés de atravesar nuestro querido Laos y nuestra añoradísima Angkor... En fín, me quejo mucho pero estoy deseando volver a verlos ya.

BIRMANIA. Budismo, Naturaleza, expansión y, sobre todo, Asia en estado puro. Con el miedo que me da volar sólo espero que si se estrella mi avión que sea por allí. Y si no lo hace, que nos brinde dos semanitas largas de pura meditación y del karma que tanto deseamos y nos hace falta.

Los lagos, campos, estatuas y paisajes nos van a limpiar un poco el alma. Y el otro poco lo harán las bromas y las risas.. Seguro que serán por arte y gracia de las maris: María y Marina, que ya son unas santas sólo por enfrentarse a lo que serán 16 días de cachondeo gaditano incesante y con el toque de un Lladó o de los dos a la vez... Ahí es nada!...

En fín, para los que nos seguís, gracias por seguirnos otro año.